Aves en cautividad: La jaula y su entorno

Aves cautivas
La domesticación y mantenimiento en cautividad de las aves comenzó probablemente hace casi 5000 años con una especie considerada hoy como sí­mbolo de la paz: la paloma. Su utilidad como fuente de proteí­nas para la despensa, productora de suaves plumas y, posteriormente, como mensajera alada así­ como su relativa mansedumbre y su elevada tasa de reproducción la convirtieron en la pionera de la larga serie de especies que el hombre intenta conservar y reproducir en cautividad para su provecho y deleite.


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El aviario
Así­ se llama el espacio que destinamos para estancia y reproducción, en su caso, de las aves cautivas. Lógicamente según la disponibilidad y la naturaleza de las especies a alojar será un terreno mas o menos cercado (cisnes, patos, pavos reales, etc.), una gran pajarera totalmente cerrada por tela metálica de un espesor conveniente, una habitación-pajarera, un gran jaulón o una simple jaula de 35 cm de longitud por 25 de altura y 20 de anchura. Un canario macho nacido y criado en cautividad es probablemente suficientemente feliz en una pequeña jaula como la indicada anteriormente y podrá vivir largos años en ella. Nunca debe olvidarse la 'regla de oro' para el cuidador de especies animales cautivas: la reducción del espacio vital de cada ejemplar al mí­nimo permisible, hará multiplicar en sentido inverso al hábitat artificial, los cuidados y atenciones que deben dispensarse a ese o esos animalitos.


La jaula
No debemos considerar la jaula como una carcel en la que metemos a nuestro pajarillo ya que existen bastantes especies de aves que pueden vivir y reproducirse en volúmenes muy reducidos. Las dimensiones mí­nimas para cada especie deben ser respetadas con rigor absoluto, pero, además, es muy conveniente huir de las jaulas aparatosas, complicadas, que en la mayorí­a de los casos son incómodas para sus inquilinos y difí­ciles de limpiar.

El espacio interior de la jaula el animalito lo considera como su territorio, ya que en el que vive, come y duerme y, por tanto, deberá ser dotado de comederos funcionales que eviten la suciedad que generan las deyecciones del ave.

El o los bebederos también tienen que ser salvaguardados de la casi segura contaminación del agua por los residuos fecales de los huéspedes. Los fondos serán móviles, de fácil limpieza, y provistos con algún recipiente que sirva de baño y otro con arena fina estéril. Las perchas o posaderos deben estar distribuidos correctamente en el volumen disponible y ser del material más adecuado a cada especie: madera dura, madera blanda, goma, junco u otros materiales.


Equipamiento indispensable
Independientemente del aviario o jaula y de las especies que deseemos mantener existe una serie de accesorios mí­nimos generales, incluidos o no en el armazón que será el medio ambiente de las avecillas.

Comederos, bebederos, baños, bizcocheras, recipientes para arena, lechugueros, germinadores y bloques de cal o 'huesos de jibia' son los elementos básicos de ese utillaje que será ampliado en su caso con los nidales y materiales de nidificación así­ como una larga serie de implementos que cada especie particular requerirá para cubrir sus exigencias de estancia y reproducción.